Sunday, September 17, 2017

Alemania redefine la mayor parte del antisemitismo - Evelyn Gordon



Existe un debate entre los judíos estadounidenses sobre que antisemitismo, el derechista o el izquierdista, plantea el mayor peligro. Alemania ha presentado una solución novedosa a este dilema que, sin duda, encantará a los negacionistas de la versión que apuesta por el antisemitismo de la izquierda: simplemente, se redefine el odio a los judíos como "un crimen de la extrema derecha políticamente motivado", y por definición, se eliminan todos los demás tipos de antisemitismo.

La semana pasada, el Ministerio del Interior alemán publicó un informe sobre el antisemitismo en el que se afirmaba que durante los primeros ocho meses de este año, un 92% de los incidentes antisemitas fueron cometidos por extremistas de derecha. Eso sonó bastante sospechoso por dos razones, las cuales expondré más tarde, pero como no hablo alemán, no he podido escudriñar el informe por mí mismo. Afortunadamente, el diario alemán Die Welt encontró los resultados igualmente sospechosos, y esta semana Benjamin Weinthal, del Jerusalem Post, informó sobre algunos de los problemas con dicho informe.

Weinthal explica que en un informe federal sobre el antisemitismo emitido por el gobierno alemán a principios de este año, "el delito de odio a los judíos" se clasifica en la categoría de "delito extremista de la extrema derecha". Con ese tipo de odio declarado como un crimen de extrema derecha por definición, la mayoría de sus perpetradores serán inevitablemente clasificados como extremistas de extrema derecha, aunque no lo sean.

Die Welt citó un ejemplo particularmente flagrante del verano de 2014, cuando Israel estaba en guerra con Hamas en Gaza. La guerra provocó numerosas protestas anti-Israel, y durante una de ellas, 20 partidarios de Hezbollah gritaron el lema nazi "Sieg Heil" ante los manifestantes pro-Israel en Berlín. Los seguidores de Hezbollah son extremistas islámicos, no neonazis, incluso si eligieron burlarse de los judíos alemanes arrojándoles consignas nazis. Sin embargo, el incidente fue clasificado como un crimen de extrema de extrema derecha, eliminando así evidentemente un caso evidente de antisemitismo islámico de las estadísticas.

Hay dos buenas razones para pensar que las acrobacias lingüísticas, en este caso, representan la regla y no la excepción. En primer lugar, un estudio de 14.000 correos de odio enviados durante un período de 10 años al Consejo Central de Judíos en Alemania y a la embajada israelí en Berlín, encontró que sólo el 3% provenía de extremistas de extrema derecha. Más del 60% provenía de profesores universitarios pretendidamente ilustrados, profesores de doctorado, abogados, sacerdotes, universitarios y estudiantes de secundaria. Y estos correos eran definitivamente antisemitas en vez de simplemente anti-Israel, incluyendo comentarios como "¿es posible que el asesinato de niños inocentes se adapte a su larga tradición?" y "durante los últimos 2.000 años han estado robando tierras y cometiendo un genocidio".

El envío de correos de odio es un incidente antisemita por derecho propio, aunque no se denunciaran a la policía (como la mayoría de estas correos, sin duda, no lo fueron). Por lo tanto, a menos que deseen hacer la dudosa afirmación de que la principal corriente ilustrada de Alemania - a diferencia de la de otros países occidentales - está conformada en gran parte por extremistas de extrema derecha, queda muy claro que los extremistas de extrema derecha no son los únicos que cometen actos antisemitas de una manera activa.

En segundo lugar, en otros países de Europa occidental los extremistas islámicos son una fuente importante de crímenes antisemitas. Por lo tanto, es difícil creer que Alemania - que como han demostrado varios ataques terroristas de los últimos dos años- carece de tales extremistas, siendo la única excepción a esta regla. En contraste, es bastante fácil pensar que el gobierno alemán manipula sus definiciones del antisemitismo para minimizar el antisemitismo islámico, algo que los tribunales alemanes ya practican por si mismos.

En el caso quizás más notorio , un tribunal alemán dictaminó en 2015 que tres palestinos que incendiaron una sinagoga en julio de 2014 no cometieron un crimen antisemita, sino simplemente trataban de llamar la atención sobre el conflicto de Gaza, una decisión confirmada por un tribunal de apelaciones a principios de este año. No puedo imaginar que un tribunal alemán dictamine que incendiar una iglesia para llamar la atención, por ejemplo, sobre la guerra de Estados Unidos en Irak, fueera una mera expresión política y no un crimen de odio. Pero ni el primer tribunal, ni el de apelación, observaron nada antisemita en lanzar bombas contra una casa de culto judía para protestar por las acciones de Israel (los hombres fueron condenados por vandalizar la sinagoga, pero con penas que fueron suspendidas). En definitiva, en Alemania el antisemitismo islámico ha sido eliminado de la investigación.

El antisemitismo de extrema derecha es, por supuesto, real. Pero también lo son el antisemitismo izquierdista y el antisemitismo islámico. Y al pretender que estos dos últimos no existen, tal como el gobierno alemán ha hecho, vuelve prácticamente imposible combatir eficazmente esos otros tipos de antisemitismo, ya que no se puede combatir algo cuya existencia se niegan  reconocer.

Esto desde luego podría no importarle a Berlín. Es obvio que el gobierno alemán se preocupa mucho más por combatir a la extrema derecha que por luchar contra el antisemitismo, y evidentemente parece considerar que redefinir todo ese odio a los judíos como extremismo de derechas es una manera legítimo de lograr ese fin. Pero al menos debería importar a los judíos de todo el espectro político.

Por lo tanto, ambos lados de la comunidad judía estadounidense necesitan reprobar a Alemania en su blanqueamiento del antisemitismo. También deberían evitar replicar la despreciable práctica alemana de redefinir el antisemitismo para que adapte a sus propios propósitos políticos, ya que persistiendo en su utilización política sólo se logrará que las tensiones por el antisemitismo se nieguen a metastatizarse. Y al final, como la historia ha demostrado una y otra vez, ni los antisemitas de derechas ni de izquierdas ofrecen inmunidad a ningún judío, incluso cuando están en el mismo lado político

Labels: ,

0 Comments:

Post a Comment

<< Home