Tuesday, September 12, 2017

La nueva mentira de la Europa más "ilustrada y moral": comparar los refugios de asilo con los campos de concentración nazis - Giulio Meotti - Gatestone



¿Cuál es la mejor manera de cerrar el debate sobre la inmigración? Elevando el lenguaje a niveles imposibles de debatir. Eso es lo que ha estado sucediendo con la nueva y falsa tendencia de comparar las olas de inmigrantes que llegan a Europa con los judíos durante el Holocausto.

Recientemente, Franco Berardi, autor italiano de una obra de teatro en Alemania, "Auschwitz on the Beach", acusó a los europeos de establecer "campos de concentración" en su territorio. Una de sus imágenes retóricas era que "el agua salada ha substituido Zyklon B" - una referencia al gas venenoso usado por los nazis en la Segunda Guerra Mundial para exterminar a los judíos -. Después de las protestas de la comunidad judía, la obra fue cancelada. Adam Szymczyk, el director de la exposición Documenta, definió el espectáculo como una "advertencia contra la amnesia histórica, una llamada de atención moral, un llamamiento a la acción colectiva". Esta respuesta, muy cierta para el asesinato masivo de judíos, es una grotesca distorsión de lo que ha estado sucediendo en Europa durante los últimos tres años. Por el contrario, los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales, los burócratas, las organizaciones de beneficencia y los medios de comunicación han abrazado a millones de inmigrantes y los han acogido con los brazos abiertos. Los judíos durante la Segunda Guerra Mundial - la enorme mayoría de los cuales fueron rechazados, entregados o traicionados por todos los gobiernos europeos - no fueron tan afortunados.

La actual tergiversación fue avanzada por Asa Romson, la primera ministra sueca. "Estamos convirtiendo el Mediterráneo en el nuevo Auschwitz", comentó. Desde entonces, esta falsa comparación ha entrado en la corriente principal europea, y la muerte de seis millones de judíos se ha convertido en una plataforma ideológica - una parábola del sufrimiento humano - para justificar la importación de inmigrantes aún más desconocidos. Incluso el Papa Francisco, que comparó un centro para inmigrantes a "campos de concentración", adoptó este disparate.

Las organizaciones judías de los Estados Unidos condenaron con razón la comparación. David Harris, Director Ejecutivo del Comité Judío Americano, observó: "Los nazis y sus aliados erigieron y usaron los campos de concentración para el trabajo esclavo y el exterminio de millones de personas durante la Segunda Guerra Mundial, no hay comparación con la magnitud de esa tragedia".

De hecho, todos los esfuerzos de Europa se han dedicado a rescatar a los inmigrantes: en las fronteras, en el mar y en las ciudades que albergan centros de asilo. Tales distinciones, sin embargo, no son al parecer suficientes: la cuestión de la inmigración se supone que promete convertirse en la nueva ideología, en una religión moral. Es por eso que parece haber un intento orquestado por grandes segmentos del establishment y las élites políticamente correctas de convertir las operaciones de rescate en un "nuevo Holocausto". Cuestionarlas debe convertirse en un tabú.

A pesar de que los musulmanes históricamente han sido los colonizadores más agresivos, las élites europeas han llegado a idealizarlos debido a una mezcla de declive demográfico, concepción errónea del Islam, odio a la cultura occidental y una atracción fatal y romántica por los pueblos descolonizados del Tercer Mundo.

En Italia, actualmente en el centro de la crisis migratoria, la "comparación con el Holocausto" incluso ha entrado en la jurisprudencia del país. Un tribunal italiano ordenó recientemente al gobierno a pagar una indemnización de 30.000 euros al municipio de Bari por "daños a la imagen de la ciudad" causada por la presencia de un centro de identificación de inmigrantes. "Piensas en Auschwitz, un lugar que inmediatamente recuerda el campo de concentración del Holocausto y ciertamente no la ciudad polaca en las inmediaciones", dijo el magistrado.

Según el poder judicial, un centro de inmigrantes desfigura el territorio italiano, al igual que el campo de la muerte de Auschwitz-Birkenau a la ciudad polaca de Oświęcim. Ni siquiera es útil preguntarle a alguien: "¿Dónde están las cámaras de gas y los crematorios en los centros migratorios italianos?". Ya estamos de lleno en el campo de la irracionalidad ideológica.

Durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes y sus aliados cazaron a los judíos en todos los rincones de Europa, asesinándolos in situ o deportándolos a los campos de concentración, donde torturaron y mataron literalmente a millones. Los alemanes de hoy, por el contrario, han abierto sus fronteras a millones - de los cuales siete de cada diez, según las Naciones Unidas , ni siquiera son refugiados sino inmigrantes económicos que buscan simplemente una vida mejor -.

Muchos europeos están tratando de cerrar el debate sobre los supuestos beneficios de la inmigración utilizando las "palabras del Holocausto" como "exterminio" y "genocidio". Un titular del periódico más grande de Italia, La Repubblica, se lamentaba: "Libia, hay menos inmigrantes que llegan [a Europa] porque terminan en un campo de concentración...". Estos centros de inmigrantes, recordó el periódico, recuerdan "las notables atrocidades del siglo XX".

Estas observaciones dramáticas parecen reflejar un alto grado de culpa por parte de los europeos por no haber ofrecido más ayuda a los judíos. Sin embargo, nunca escuchamos llamamientos de europeos y de los grupos de derechos humanos - a diferencia del Congreso de los Estados Unidos - para salvar a los cristianos y los yazidis, que han sufrido realmente un genocidio en las regiones controladas por el ISIS. En cambio, los líderes europeos siguen cerrando sus ojos ante la persecución religiosa y étnica de las minorías en el Oriente Medio, incluidos los judíos, pero están ansiosos de señalar el "Holocausto" para presionar a las naciones europeas para que abran sus fronteras a millones de inmigrantes, sobre todo musulmanes.

Recientemente, hubo un llamamiento, acompañado de una imagen de una alambrada en un campo de concentración nazi, y firmado por intelectuales, personalidades y organizaciones no gubernamentales italianas donde se decía: "Nuestro gobierno no es indiferente a esta carnicería". Se cumple, decía, enviando barcos para impedir que los inmigrantes salgan de la costa africana. La apelación incluso usaba el término nazi Vernichtung ("exterminio"). Estas comparaciones simplemente disminuyen la capacidad de todos para distinguir entre un asesinato en masa y un rescate masivo. Logra que los inmigrantes sigan viniendo, sea cual sea el costo.

La histeria para adoptar esta falsa comparación ha estado proliferando. La revista Famiglia Cristiana habló del "Holocausto de los inmigrantes en el Mar Mediterráneo", como si los europeos los hubieran ahogado allí deliberadamente. Una revista en línea, Linkiesta, en realidad llamó a los centros de inmigrantes unos "campos de concentración donde sólo los hornos y Zyklon B han desaparecido". En Italia, un conocido sacerdote, el padre Zanotelli , dijo en la televisión: "Sobre los inmigrantes, un día dirán sobre nosotros lo mismo que ahora decimos sobre los nazis y la Shoah". Oxfam Italia, una organización no gubernamental, criticó un acuerdo entre el gobierno italiano y Libia para patrullar sus costas y habló de "un verdadero campo de concentración". El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados escribió: "Centros de inmigrantes, sólo campos de concentración".

Incluso los músicos fueron reclutados: "Shoah ayer, los inmigrantes hoy: Ute Lemper canta para los invisibles". El Pime, el centro misionero católico de Milán, escribió: "La Shoah y los refugiados". Incluso los dos presidentes del Parlamento italiano, Pietro Grasso y Laura Boldrini, patrocinaron una conferencia llamada "Europa, la Shoah y las masacres en el Mediterráneo". El engaño también se puede ver en la web del Parlamento italiano. La mentira se está volviendo oficial.

La cuestión es que, por primera vez en un país occidental, se está cerrando un debate sobre la inmigración para administrarlo y controlarlo. Por un lado, se encuentran personas que quieren "detener la nueva Shoah" y, por otro lado, "colaboradores" que quieren detener la gran ola de inmigrantes que se teme.

Si hay un "Holocausto de los refugiados", los que se oponen a él son todos marcados como los "nuevos nazis". Esa es la campaña contra el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, el crítico más franco en Europa de la inmigración ilimitada. El canciller de Austria, Werner Faymann, ha comparado la política de Orbán de impedir que los refugiados entren en Hungría a los nazis que deportan a los judíos durante el Holocausto. Desde entonces, Orbán ha sido a menudo comparado con Hitler por intentar proteger tanto las fronteras de su país como la tradición humanista-judeocristiana de Europa.

El Parlamento italiano estableció este año un "Día Nacional para recordar a las víctimas de la inmigración" comparándolo con el "Día Internacional de la Memoria de las Víctimas del Holocausto". Es una poderosa estrategia ideológica: en el "nuevo Holocausto", el flujo de refugiados a Europa parece imparable. Los autores de este mito duplicado están jugando sucio con el futuro de Europa.

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